En las tres últimas décadas hemos asistido a una explosión sin precedentes en el campo de la emblemática territorial. Este proceso comenzó con la adquisición de símbolos propios por las Comunidades Autónomas y continuó de forma natural con las entidades locales. Actualmente son multitud las entidades locales (provincias, municipios, juntas vecinales, etc.) que disponen de escudo y bandera.