Amaya – Camino de Santiago
La esencia de Castilla


En río Pisuerga marca la frontera con la vecina provincia de Palencia. Páramos y terrenos de cultivo cerealista dominan este occidente burgalés. Un relieve muy suave donde solo el macizo de la Peña Amaya y unas pocas elevaciones más se atreve a romper la línea del horizonte. La habitual vegetación de ribera acompaña a los cursos de ríos y arroyos de las cuencas hidrográficas del Ebro y del Duero.

Al norte de la provincia se encuentra la zona más abrupta del territorio. Allí el Páramo de Las Loras, la Peña Amaya y los espectaculares cañones horadados por los ríos Ebro y Rudrón, declarados y protegidos con la figura de Parque Natural, marcan la frontera con Palencia, Cantabria y Las Merindades. Recientemente, este espacio de Las Loras, junto al vecino territorio palentino, han sido declarados por la UNESCO como Reserva de la Biosfera.

Al oeste, el río Pisuerga y el Canal de Castilla, una de las más sobresalientes obras de ingeniería hidráulica de todos los tiempos, dibujan el límite con la cercana Tierra de Campos Palentina.

Caracterizado por su tranquilidad, este territorio burgalés tuvo una intensa actividad económica procedente del comercio y de la lana que propició la construcción de grandes templos. Entre el extenso legado artístico sobresale con luz propia el Camino de Santiago, declarado por el Consejo de Europa en 1987 como Primer Itinerario Cultural Europeo. Este recorrido cultural permite al peregrino conocer el territorio bajo otra perspectiva.

Las numerosas declaraciones de Bien de Interés Cultural se confirman con el extenso patrimonio artístico y monumental. Aquí encontramos monumentos megalíticos como los dólmenes; bellas y compactas iglesias románicas que nos remontan a los inicios del segundo milenio; sólidos templos góticos y renacentistas levantados en los siglos más esplendorosos; castillos y torres defensivas que manifiestan su pasado batallador; rollos de justicia situados en sus plazas; conjuntos que preservan su trazado medieval; palacios y casonas señoriales vinculados a nobles familias; puentes, calzadas y acueductos utilizados por gentes de paso y por miles de peregrinos. Un largo listado de conjuntos urbanos, iglesias y edificaciones civiles con nombre propio.