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Los orígenes más remotos del Espolón hay que buscarlos a finales del siglo XVI, cuando el Ayuntamiento de Burgos quiso adecentar el espacio que existía entre la muralla y el río Arlanzón, a la altura de la puerta de las Carretas. Sin embargo hubo que esperar doscientos años para ver surgir el embrión de lo que en la actualidad es el paseo. Así, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, superada una larga época de decadencia por el empuje de la Ilustración y de la política reformista de los Borbones, comienzan a cuajar los sucesivos proyectos que transformarían la antigua y medieval Ronda del Espolón, entre las puertas de Santa María y San Pablo, en un saneado y elegante paseo para el disfrute de la ciudad. El proyecto fue designado al arquitecto González de Lara.