Localidad de Huermeces
Huermeces está situada a la orilla del Urbel, río que nace en los altos del Tozo y, tras abandonar el páramo de San Pantaleón, busca tierras más anchas camino del Arlanzón. El Urbel es importante en la vida de la villa puesto que en él se practica la pesca y fue importante su prestación industrial llegando a funcionar diez molinos simultáneamente. La primera lectura del nombre de la villa es Gormeces (año 1124) que el pueblo transformó en Huermeces con el significado de manantiales que brotan del suelo. Otros dicen que significa hormiguero. En Huermeces se encuentran huellas del hombre protohistórico que vivió hace 100.000 años. En la Cueva de Valdegoba hay vestigios de la presencia del hombre de Neanderthal. Pero este hombre desapareció hace unos 35 milenios. También aparecen restos del hombre celtíbero en el paso de San Vicente, éste perteneciente a la época más cercana del Calcolítico. Pero estas presencias como las muy posibles romanas y visigóticas, no influyeron en los repobladores-reconquistadores que aparecieron por la localidad en la segunda mitad del siglo IX. La clave de la reconquista para el occidente norteño de Burgos hay que reconocerla en la ciudad de Amaya Patricia, recuperada par Castilla en el año 860 por nuestro primer conde, don Rodrigo. Por esta fecha, desde las cabeceras del Odra, Hormazuela, Urbel y páramos del Butrón (Villalta) comenzaron a moverse hacia el sur los repobladores. El año 884 es el de la fundación de Burgos y la frontera con los moros queda más abajo del Arlanzón. Hay un documento de Santo Toribio de Liébana, fechado en el año 866, en el que parece aludirse a Huermeces pero en esta fecha los castellanos estaban más atentos a reconquistar Amaya que a repoblar tierras inseguras. Igualmente, hay otro documento en 968, del monasterio de San Pedro de Cardeña. El primer documento escrito que hallamos de la villa es del 18 de julio de 1124. Para entonces Huermeces era un poblado con más de dos siglos de vida perfectamente organizado y pertenecía al alfoz de Mansilla. En esa fecha, doña Teresa, dama linajuda y bien heredada, dona a la Catedral de Burgos toda la hacienda que había tenido en Huermeces don Fernándo Pérez, que quizás fue su padre o esposo. Este documento presenta a la villa como un punto de inversión y de movimiento de bienes agrarios que es en lo que, con frecuencia, invertían quienes entonces tenían capacidad de ahorro. La cercanía a la capital burgalesa y la bondad del llamado hoy Valle de Santibáñez atraían a la burguesía y a la clase poderosa. Esta será una de las constantes de la vida de Huermeces por lo menos hasta el siglo XX y así existirán linajes tan poderosos como los Padilla, Arriaga, Fernández Zorrilla etc. A partir del siglo XII la documentación sobre Huermeces aumenta constantemente y, así, en 1166, 1181 y 1189 aparecen otros documentos referidos a ese movimiento de propiedades en la villa. En la última fecha dada aparecen intercambiando fincas el rey Alfonso VIII y don Marino, obispo de Burgos. En el siglo XIII es interesante la noticia que ha llegado a través del "Libro de Préstamos" del entonces obispado de Burgos. En esta obra aparece Huermeces con 16 maravedises, cantidad de importancia ya que significaba el valor de un rebaño de 160 carneros. En 1352, el rey don Pedro quiso poner orden en el asunto de las Behetrías, en las que también ingresó Huermeces. Behetría era el derecho que las villas castellanas tenían de elegir un benefactor o defensor y destituirle cuando quisiesen a cambio de unas prestaciones económicas. A la behetría acompañaba la divisa, de menor cuantía. La behetría de Huermeces era la llamada "entre parientes" porque se elegía al benefactor dentro de una familia. En este caso era de los Rojas que llegarán a ser uno de los linajes más poderosos de España. Entre los diversos apellidos hay algunos tan sonoros como Sandoval, Manrique, Carrillo, Villalobos, Haro... En el "Libro de las Behetrías" figuran las obligaciones, no todas, de Huermeces con la Hacienda Real. Pagaban al rey por martiniega 240 maravedises que por orden del mismo se entregaban a Fernando Rodríguez de Villalobos; al castillo de Burgos, para su reparación, 20 maravedises, al Adelantado, cargo de juez y militar, 20 maravedises; por servicios y monedas, 12 maravedises. Por infurción (impuesto de solares) pagaba al benefactor el concejo 20 fanegas de pan mediado de trigo y 10 maravedises. Los diviseros, que eran once, percibían cada uno al año 6 maravedises y un tercio. A muy poca distancia de Santibáñez Zarzaguda, Huermeces era la villa que más carga soportaba: 272 maravedises, más de 10 fanegas de trigo y 10 de cebada, lo que revela su importancia en el Valle. En estas fechas ya había terminado la concentración de pueblos. Muchos de los pueblos fundados en el siglo XII fueron absorbidos por otras localidades vecinas. A Huermeces se incorporaron Gozón, Quintana, San Pedrillo y Valcavado. De la Edad Media guarda Huermeces otros aspectos importantes. Fue un pueblo de valor militar por controlar el desfiladero que permite comunicar el Medio y Bajo Urbel con las comarcas del Tozo y Valdelucio. Cuesta Castillo y Arrabal son dos topónimos que delatan que en tal cerro hubo una fortaleza y que el primitivo poblamiento se realizó allí. También a las afueras se levantan los lienzos arruinados de la fortaleza de los Padilla con muros de 1,90 metros de espesor construida con mampostería y sillares en las cuatro esquinas, almenada y gallarda con bodega y cuatro plantas, fosos y contrafosos, aumentaba la autoridad de sus dueños. De los Padilla pasó a los Pachecho y al ducado de Abrantes posteriormente. En el llamado Barrio de San Juan tenían otra torre con su escudo y divisa los Arriaga. Tampoco faltaron en Huermeces los Velasco, incluida en el gran mayorazgo que el condestable de Castilla don Pedro Fernández de Velasco fundó en 1458. En los años finales del siglo XVI y primeros del XVII, don Juan y su hermano don Pedro Fernández Zorrilla, obispo de Pamplona, construyeron el palacio en el barrio de Ondevilla (Fuentevilla). Estas presencias de nobleza y realidades urbanas demuestran la importancia de Huermeces y el interés que suscitaba. En la época moderna mejoró su excelente iglesia parroquial con originalidades y tallas de calidad. En el siglo XVII nació y trabajó en la localidad el buen retablista Juan de Ubierna, escultor barroco cuya obra aparece en pueblos del occidente burgalés. Huermeces ha mantenido su preeminencia hasta nuestros días a pesar de algunas muy graves calamidades como la peste de 1577. En 1591 formaban el partido de Valdesantibáñez y Pedrosa de Río Urbel partido que reunía 23 pueblos con 1.044 vecinos. A mediados del siglo XIX se pondera su buen término y su caserío con 204 habitantes. Cuatro sacerdotes atendían su monumental iglesia y la ermita de Cuesta-Castillo. El maestro que enseñaba a 40 niños/as estaba muy bien pagado en comparación con otros lugares. Además de casa, percibía 850 raeales y 34 fanegas de trigo al año. Con las aguas del Urbel se movían 10 molinos. Al comenzar el siglo XX la Villa reunía 385 habitantes que en 1950 eran 421. A partir de esta fecha en Huermeces impactaron los grandes cambios sociales y económicos: industrialización, mecanización y concentración de los campos, abonos químicos etc.
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Porterías y canastas
Localización
Información General
- Municipio:
- Huermeces (capital de municipio)
- Zona turística:
- Alfoz de Burgos
- Distancia a la capital:
- 25 km
- Partido judicial:
- Burgos